sábado, 28 de junio de 2008

Y aqui estamos al final de todas las cosas

O mejor dicho del mes, de los exámenes y de la Eurocopa.
Los dos últimos han ocupado tanto espacio de mi tiempo que se hace extraño decirles adiós. A los exámenes se lo digo con alivio, porque ya no podía más.

A la Eurocopa...aún no me creo que no esté soñando. Llevo soñando una semana y sigo sin creer que sea real, que pasamos de cuartos y de semifinales.
Que si, que es una final. Que podemos soñar con una Eurocopa.

Qué extraño se hace soñar con algo que pensaste que nunca llegaría. Parece que estás esperando que alguien te diga que no que hay un error y que eso no es verdad.
Pero tiene que ser aun peor tener no solo que cargar con tu sueño sino con los sueños y esperanzas de todo un país. No envidio a los jugadores de la selección.

O quizás sí, les envidio un poco. Porque ellos pueden hacer algo.
El resto solo somos espectadores que gritan ante un trozo de plástico y nos desesperamos y sufrimos a cientos de kilómetros desde lugares donde los jugadores no pueden oírnos.

Suena estúpido y quizás lo sea. Pero es imposible de explicar para el que no le gusta y no hace falta hacerlo para el que lo hace.
Es simplemente fútbol.

jueves, 19 de junio de 2008

Crónica de un colapso anunciado

Mi intento de actualizar una vez a la semana está resultando imposible con los exámenes.
Si hace dos semanas decía que tenia la cabeza llena de ruido como si alguien hubiera montado una fiesta sin avisar, esta es todo lo contrario. Ahora la fiesta ya ha terminado y me encuentro yo sola en mi cabeza observando los rastros de destrucción que los fiesteros han dejado y rezando para que pueda recogerlo todo antes de que se presente alguien y tenga que inventar excusas.
Lo cual estaría bien si ya hubiera terminado pero no termino hasta dentro de una semana y no me encuentro con animo o fuerzas para continuar.

Lo gracioso de ver el final de una etapa es que los últimos días se hacen mucho más cuesta arriba que todo lo ya pasado y para variar me distraigo con lo está por venir. Es uno de mis muchos defectos siempre me han resultado más tentadoras las posibilidades que la realidad y eso puede salirme caro si me despisto en estos últimos días.
El problema es que no sé como evitarlo. Casi puedo tocar el Erasmus con los dedos y el tener noticia de que tengo residencia me hizo ponerme a sonreír como una tonta durante todo un par de días. Lástima que también me dijeran que me quede sin la beca de Caja Madrid, eso ya hubiera sido el remate.

Es una etapa nueva, una aventura y no hay nada más tentador que eso. Ya queda poco, lo que no sé es si seré lo suficientemente fuerte para no cagarla en la semana que queda de exámenes.
Esperemos.

lunes, 9 de junio de 2008

Con un pie en cada mundo

En unas horas cumpliré con una de mis tradiciones anuales. Hay gente a la que le da por peregrinar al Rocío, a Lourdes, a La Meca o al bar de la esquina. Mi peregrinación particular es La Feria del Libro.

Hay algo especialmente encantador y patético a la vez en ver tantos libros reunidos, expuestos como si se trataran de piezas exótica de caza que mostrar ante los miembros de uno de esos clubes del siglo XIX (tipo national Geographic, ¿por qué no?)
Y allí iré yo con mi mochila a la espalda, haciendo de fiel sherpa de la cazadora experimentada y audaz (mi madre) en busca de mi ración de fantasia. Porque si lo admito, soy una recalcitrante lectora de libros de fantasía y eso que los libreros llaman "libros juveniles". Y eso que una ya esta un poco lejos de tener trece años al menos físicamente.
Pero sigo buscando libros donde los dragones y unicornios convivan con la piedra gris de la Gran Vía, descubrir que en las alcantarillas de Manhattan se esconden trolls o que la chica rara que ves en el autobús no es que sea rara, es que no es humana.
Porque por mucho que ame los libros que tienen lugar en otros mundos o universos donde los planetas son planos o existen más de una luna, hay una parte en mí que sigue queriendo creer que aquí en este mundo feo y gris también puede haber magia y que puedo ser testigo de ella. Que hay duendes y hadas y malvados que no son malvados y gente que parece buena y no lo es. Como la vida real pero con algo más.

Y quitando maravillosas excepciones como Neil Gaiman es muy difícil encontrar eso fuera de los libros juveniles. Quizás porque está mal visto que los adultos sigamos creyendo que la magia es posible y no perdamos la esperanza de recibir una carta atada a la pata de una lechuza aunque ya no tengamos once años.