jueves, 26 de febrero de 2009

But I have in me all the dreams of the world.

Mi mes de febrero ha sido bastante penoso, sobre todo en lo que a planes se refiere. Por desgracia soy de esa gente que tiene que tener un ligero esquema mental, aunque sea de un año a otro, sobre qué hacer con su vida. No tiene porque ser muy detallista, simplemente cosas sobre dónde estar y si trabajar o qué. Porque para bien o para mal creo que de momento no me veo volviendo a casa de forma permanente.
Siempre he dicho que huyo hacia delante y ya me ha dicho la gente que soy una cobarde.
O simplemente no confío lo que debería o no me abro lo suficiente y soy un tanto demasiado independiente.

No lo sé. He oído todas las versiones y puede que todas sean un poco ciertas.

Pero bueno, autopsicoanálisis baratos aparte, el rollo es que ahora mismo ando a contra pie y no consigo centrarme ni aquí ni allá. Odio no poder vivir mi vida por tener un examen colgando sobre mi cabeza como si se tratara de la espada de Damocles. No tiene gracia. Probablemente porque como he dicho tiendo a huir hacia delante y hace tiempo que no sé que hacer cuando tengo que estancarme.
Pero al mismo tiempo sigo soñando y haciendo planes, porque es más fácil que ver la realidad.

Quizás sea por eso por lo que esta semana he recurrido a la compra compulsiva de libros. Hay gente que cuando se deprime le da por comer, otros compran ropa. Yo necesito libros. Y ha sido una gran casualidad que la librería de la uni tuviera oferta en clásicos. O quizás esa ha sido la causa de la compra compulsiva. Nunca he sido capaz de decir no a comprarme un libro.
Uno de mis sueños sería vivir en una biblioteca al menos durante un par de semanas. O visitar el cementerio de los libros olvidados de Ruiz Zafón. No soy quisquillosa.

En cualquier caso, me lancé al consumismo de cultura y ahora Woolf, Orwell, Kipling, Wells, Austin y Burgess van a ser mis compañeros de cabecera estas próximas semanas. Quizás no sirvan para que me enfrente a la realidad pero son buena compañía creo yo.

Y, por si alguien se pregunta de donde viene el titulo del post, es de un poema de Pessoa. Porque hay veces que lo que quieres decir ya ha sido expresado antes y mucho mejor de lo que podríamos hacerlo. Maravillas de la literatura.

viernes, 13 de febrero de 2009

Frases obreriles y profes con humor negro

Como han estado esta semana arreglándonos parte del suelo de la cocina, y de paso creo que cargándose la lavadora, he decidido comentar algo que se me había olvidado por completo y que pasó el otoño pasado.

Supongo que todo el mundo ha sufrido o sido testigo de las maravillosas frases de los albañiles cuando pasas por debajo de un andamio. O de los viejos verdes, si total nos da lo mismo. Pues descubrí que no es solo cosa de los albañiles ibéricos aunque eso sí, los de aquí son más sosos. Y no es que me apasione oír las burradas que dicen, pero es que no hay comparación. Y aunque estos lo intentan y el tono ese baboso, asqueroso lo tienen dominado, no es lo mismo. El empeño lo tienen pero no sé, resulta muy extraño y patético oír a un pintor soltar "hellooooooooo" en el tono que un albañil español soltaría "¿A dónde vas rubiaaaaaaaaaaaaa?"
Queda hasta gracioso y todo. O quizás a mi me lo pareció porque no me lo soltaron a mí porque la susodicha rubia estuvo en un tris de partirles la cara xD.

Segunda batallita sobre mi semana infernal de clase (vaya mes me espera): ¿sabíais que existe un estudio sobre las turbulencias del aire en zonas montañosas a partir de los accidentes con parapente en dichas montañas? Pues yo tampoco lo sabía. Hasta que lo comentó ayer un profe en clase. Para que luego digan de los científicos.