Mi mes de febrero ha sido bastante penoso, sobre todo en lo que a planes se refiere. Por desgracia soy de esa gente que tiene que tener un ligero esquema mental, aunque sea de un año a otro, sobre qué hacer con su vida. No tiene porque ser muy detallista, simplemente cosas sobre dónde estar y si trabajar o qué. Porque para bien o para mal creo que de momento no me veo volviendo a casa de forma permanente.
Siempre he dicho que huyo hacia delante y ya me ha dicho la gente que soy una cobarde.
O simplemente no confío lo que debería o no me abro lo suficiente y soy un tanto demasiado independiente.
No lo sé. He oído todas las versiones y puede que todas sean un poco ciertas.
Pero bueno, autopsicoanálisis baratos aparte, el rollo es que ahora mismo ando a contra pie y no consigo centrarme ni aquí ni allá. Odio no poder vivir mi vida por tener un examen colgando sobre mi cabeza como si se tratara de la espada de Damocles. No tiene gracia. Probablemente porque como he dicho tiendo a huir hacia delante y hace tiempo que no sé que hacer cuando tengo que estancarme.
Pero al mismo tiempo sigo soñando y haciendo planes, porque es más fácil que ver la realidad.
Quizás sea por eso por lo que esta semana he recurrido a la compra compulsiva de libros. Hay gente que cuando se deprime le da por comer, otros compran ropa. Yo necesito libros. Y ha sido una gran casualidad que la librería de la uni tuviera oferta en clásicos. O quizás esa ha sido la causa de la compra compulsiva. Nunca he sido capaz de decir no a comprarme un libro.
Uno de mis sueños sería vivir en una biblioteca al menos durante un par de semanas. O visitar el cementerio de los libros olvidados de Ruiz Zafón. No soy quisquillosa.
En cualquier caso, me lancé al consumismo de cultura y ahora Woolf, Orwell, Kipling, Wells, Austin y Burgess van a ser mis compañeros de cabecera estas próximas semanas. Quizás no sirvan para que me enfrente a la realidad pero son buena compañía creo yo.
Y, por si alguien se pregunta de donde viene el titulo del post, es de un poema de Pessoa. Porque hay veces que lo que quieres decir ya ha sido expresado antes y mucho mejor de lo que podríamos hacerlo. Maravillas de la literatura.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario