martes, 30 de junio de 2009

The beginning of the end or the end of the beginning

Aquí ando a las casi once de la noche, viendo los últimos rayos del sol desde mi ventana. Es increíble lo largos que son ahora los días comparado con España o simplemente con lo cortos que eran en invierno. Eso unido a un calor sofocante con un grado de humedad alrededor del 95% o más en estos últimos días y tengo la sensación de no estar en Amsterdam sino en algún lugar tropical en busca de aventuras.

Aventuras como esta que ya llega a su final. En dos días estaré de vuelta en España inmersa en prácticas, estudios y papeles para ver si termino la carrera y puedo hacer algo más. Supongo que porque siempre ando buscando aventuras. Siempre he sido un poco inquieta y este año me ha demostrado que además no temo a la soledad, y que incluso a veces la necesito.

No sé si es pronto para hacer un balance de esto. Probablemente. No sé cuánto de lo que ahora creo que he aprendido de verdad ha hecho mella y cuáles son cosas intrascendentes. Aunque pensándolo bien eso es más o menos lo que hacemos siempre, no nos dedicamos a intentar sacar enseñanzas de nuestra vida.

En cualquier caso de este año fuera me traigo:

  • La certeza de que existe el concepto de patria y que en mi caso son personas y lugares, no banderas o países y que pueden estar en más de un país.

  • Saber que se puede echar muchísimo de menos a alguien y aun así no querer volver con ellos.

  • El duro conocimiento de que la independencia es una droga adictiva y dura de dejar y que probablemente intentaré recaer lo más pronto posible.

  • La sensación de que echaré de menos este lugar, tan extraño y ya tan familiar de la misma forma que eché de menos Alcalá durante estos meses. Esto me hace preguntarme si al final, toda persona que se mueve más allá de dónde nació está condenada a siempre echar de menos a algo o alguien.

  • La esperanza de ser un poco más madura, un poco más lista y un poco más ducha a la hora de hablar inglés. Así como el temor de ser ahora mucho más cauta, mucho más seria y tener un cacao de idiomas impresionante.

  • Gente que espero siga allí, siendo mis amigos, aunque no sean todos lo que conocí.

  • Batallitas, curiosidades, aventuras del día a día y tonterías de poca monta que son al final lo que hacen una historia.

  • Como siempre conmigo: libros, muchos libros.

Por suerte solo los últimos ocupan espacio en la maleta, que es por lo que cobran sobrecargo.

Nos vemos en España

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