lunes, 4 de mayo de 2009

Queen's day y quejas de autóctono

Este día 30 fue el día de la reina. Curiosamente lo que se celebra no es el cumpleaños de la actual, sino el de su madre, pero bueno eso poco importa.
Dejando aparte las noticias del kamikaze que mató a siete personas en el pueblo dónde estaba el desfile real y que ha conmocionado a este país que tiende a ser un tanto aburrido y seguro cuando se trata de algo más grave que el carterismo, el beber, hacer ruido, fumar y mear dónde no se debe o el morir atropellado por una bici, yo quería hablar de cómo se vive en Amsterdam.

Primero los autóctonos huyen si es posible o no salen de casa. ¿Por qué? Porque aquí la fiesta consiste en conciertos (véase djs desconocidos o dj Tiesto) y sobretodo mucha, mucha, mucha gente borracha por las calles vestida de naranja. En serio, estaba todo a reventar, era increíble. Así claro la gente se aprovechaba y te cobraban hasta dos euros por entrar a un baño portátil. Otra cosa no pero alma de comerciante tienen.

La verdad es que está curioso pero al cabo de un rato agotador. No soy demasiado dada a las multitudes enloquecidas. N0 me extraña que los autóctonos refunfuñen.

Y hablando de refunfuñar, me he encontrado quejándome más de una vez y más de dos de ese peligro público que son los turistas. Sí, Amsterdam es la ciudad de las bicis, pero sigue siendo una ciudad. ¿Alquilar una bici para moverte cuando no sabes conducir entre el tráfico del centro? Es una malísima idea. De verdad. Lidiar con buses, tranvías, coches y peatones en zonas dónde no siempre hay carril bici o si lo hay es invadido no es fácil. Esto es una ciudad, no un parque.
Coge el tranvía, te ahorraras morir atropellado o que algún peatón (como yo) se quede con las ganas de empujarte de la bici. Y tenemos las de ganar. O si te gusta el riesgo cuélate en el metro.

Pero nunca hacen caso y los autóctonos seguirán refunfuñando y también lo haremos los semi asilvestrados, que el pasar aquí un tiempo sirve para al menos sentirte con derecho de quejarte de todo aunque sigas sin entender el idioma.

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